27.11.06

Una serie de eventos desafortunados


El mundo está lleno de casualidades y hechos sin explicación que determinan el curso de nuestras acciones. De la misma manera, las acciones que llevamos a cabo determinan lo que otros pueden llegar a hacer sin que nosotros podamos notarlo. Efecto mariposa básico: "el aleteo de una mariposa en California, puede provocar una tormenta tropical en Australia". En palabras de los abogados: hasta el desayuno de un juez puede influir drásticamente en su sentencia.

Muchos recordarán el título de este escrito gracias a la película de Jim Carey que lleva el mismo nombre. Habría que confesar primero que Jerry Seinfeld habló de ello en su serie norteamericana mucho antes. ¿Y después? Después quien sabe. Los eventos desafortunados son la explicación por antonomasia de quienes no creen en el destino; los gringos saben de este cuento desde hace rato porque nunca han dejado su suerte a manos de nadie ajeno a ellos mismos.

En realidad, no podríamos decir que el camino que hemos emprendido hasta ahora sea producto del destino: el egoísmo y el conformismo que se esconden en esa teoría asustan al menos sensato de los seres humanos. Creer que las cosas que le pasan a uno se deben a un plan que estaba determinado desde hace mucho tiempo, es aceptar que uno no es el dueño de su propia vida y que los demás sólo vienen al mundo para cumplir su parte en nuestro plan.

Una serie de eventos desafortunados se mezcln entre sí para arrojar los resultados del día a día. Una cosa pasa allí, otra tanta allí y, modificada por una banalidad, una última no es lo que en principio sería. El resultado de dicha suma (en la que el orden de los factores si altera el producto) es bastante diferente al de la suma de los mismos factores con otras mínimas modificaciones. La casi imperceptible transformación de las estructuras tiene incidencias graves en la superestructura.

Un diario acontecer de esos eventos es una propuesta ingenua que pretende abrir la discusión a cualquier tipo de temas. Todos los días suceden cosas (eventos desafortunados) que modifican nuestro comportamiento sin darnos cuenta, de la misma manera en que este último modifica el de los demás sin que nadie se entere.

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